viernes, 23 de octubre de 2009

Impacto ambiental de los textiles


En los últimos cuarenta años el cultivo del algodón ha multiplicado un 2’8% su productividad debido al consumo masivo de abonos e insecticidas químicos. Ocupa el 3% de la superficie cultivada del planeta y es el cultivo que consume más cantidad de abonos, el 25% de los plaguicidas y abonos químicos. El 60% del algodón se produce en los países del Sur. En EUA, uno de los principales países productores, el 25% de los insecticidas se destinan a las cosechas de algodón. En España, el algodón se cultiva en las Marismas del Guadalquivir, muy próximas al coto de Doñana, y el uso de los productos químicos tiene un importante impacto en la flora y la fauna de la zona. Los plaguicidas y pesticidas estan concebidos para matar los insectos que acechan al algodón, pero también resultan peligrosos para los seres humanos, los animales y otras plantas. Incluso para los microorganismos subterráneos. Los efectos a largo plazo entre los humanos se encuentran el cáncer, daños en el sistema inmunológico, enfermedades respiratorias, trastornos en el sistema nervioso y defectos de nacimiento. Según la Organización Internacional del Trabajo, todos los años se producen 40.000 muertes por intoxicación con pesticidas. En California, una de las zonas del mundo donde se produce más algodón, los habitantes padecen náuseas, diarreas e irritaciones en la piel durante la época en que se rocían los campos con herbicidas y plaguicidas. Además, podemos hablar de alguna catástrofe como la del escape de un gas letal para elaborar pesticidas para el algodón en la empresa Unión Carbida en Bophal (India), que provocó la muerte de 3.000 personas en 1984. En la mayoría de los países del Sur, donde el uso de pesticidas y plaguicidas químicos es superior al 50% de los que son usados en estos países, no hay legislación medioambiental que regule estrictamente el uso de estos productos. Los pesticidas afectan gravemente a los agricultores de estos países, que sufren la exposición directa a estos productos tóxicos. Ellos lo aplican sin disponer de las mínimas medidas de protección, ni control. Pero lo curioso de la situación es que estos países solo consumen el 40% de este algodón. El resto lo destinan a la exportación.

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